Moral Revolution

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EL GOZO DE LA CONVICCIÓN

Dios es bueno. Todo lo que Él hace es bueno. Él es la fuente de todo lo bueno. Él es y tiene una bondad auténtica y pura concentrada en su interior. Cuando nos alejamos de la fuente de todo lo bueno- Él (Su dirección, Su consejo, Su palabra, Su plan)- a todo lo que podemos acercarnos es simplemente a algo no bueno.

Cuando nos sentimos convencidos, es nuestro radar interno que nos dice que hemos dejado todo lo que es bueno y vamos en dirección a lo que no lo es.

Por lo tanto, la convicción nos dirige a Su bondad, a lo mejor de Él y a Su grandeza. Eso es glo-rio-so.

Sin embargo, no siempre se siente de esta manera.

La vergüenza nos dice que nosotros somos malos, a diferencia de la convicción que señala que lo que hicimos fue malo. Otra manera de verlo es que lo que acabamos de hacer no está alineado con la bondad absoluta de Dios y a la manera en que Él hubiera manejado la situación.

Gracias a Dios por Su convicción. Significa que estás íntimamente cerca de Su corazón y que te sigue invitando a ver más de Su bondad.

Literalmente, me emociono cuando siento convicción de pecado; bueno, usualmente es después de mi sentimiento inicial de huir y esconderme, de ponerme a la defensiva o de sentirme triste y reprocharme a mí mismo. Sin embargo, lo que estoy aprendiendo es a celebrar porque lo que acabo de hacer no hubiera sido Su forma de hacerlo. No está en línea con mi carácter y con quien debería de ser- el hombre con quien sueño ser-el hombre que Él dice que soy. Él me apoya. Me enseña a vivir y a poner en práctica Su plenitud en mí.

SOMOS MÁS QUE NUESTRO COMPORTAMIENTO

Es probable que a la mayoría de nosotros nos hayan enseñado que los comportamientos son meramente buenos o malos. A pesar de que creo que hay comportamientos que son buenos y malos, también creo que nuestro objetivo principal no es lo “bueno” sino la plenitud, integridad y el gozo a largo plazo. La convicción de pecado no te hace correcto o incorrecto, bueno o malo. Te redirige a la plenitud de lo que Dios planeó.

El objetivo de Dios no es juzgar a todos; es restaurarlos a la plenitud de su diseño original. Él no solo quería que estuvieras en Su reino, Él quiere que reines, que vivas libre y en plenitud. Él te protege.

Muchos de nosotros nos sentimos heridos porque hemos definido nuestra identidad o nuestro valor como persona por el comportamiento o la capacidad para hacer las cosas. Nos hemos vuelto frágiles y, por lo tanto, cualquier persona que nos confronta presenta una amenaza a nuestro valor propio. Debemos superar eso. Fuiste creado para grandes cosas. Fuiste creado para que Él te proteja. Nunca te convertirás en alguien grandioso o harás cosas tan grandiosas para las que fuiste creado si solo vives en tu capacidad o en tu zona de comodidad cuando se trata de corrección. La convicción es reconocer los lugares donde hemos aprendido a compensar por un daño, herida, inseguridad, creencia diferente o mecanismo de defensa PARA QUE podamos ser sanados, restaurados, perdonados y hechos plenos. No es exponer tus faltas por el simple hecho de descubrirlas, sino revelar un mecanismo de defensa y que estemos sanos para poder seguir adelante sin este. Vivimos adaptándonos constantemente y ajustándonos para alinearnos para que la vida pueda fluir de Dios hacia nosotros y por medio de nosotros.

LA VERGÜENZA NOS HA ENDURECIDO EN CONTRA DE LA CONVICCIÓN

Muchos de nosotros hemos tenido malas experiencias con esto. Líderes o padres han tenido miedo, han sido inseguros o incapaces de defendernos de la manera que ellos querían- entonces han usado el temor y la vergüenza. Han usado reglas, prohibiciones y nos dirigen a la vergüenza cultural. No fue un “regresa a lo bueno”; fue más un “no puedo creer que hiciste eso”. Conforme vamos creciendo, o nos ahogamos en la vergüenza o vamos endureciéndonos contra las acusaciones por haber obrado mal. Desafortunadamente, a veces cuando el Espíritu Santo nos quiere convencer para que regresemos a lo bueno, decimos que es vergüenza religiosa e ignoramos la invitación a Su corrección, la cual nos lleva a tener gozo y satisfacción. Lo puedes ver en las personas que hacen lo que quieren bajo la premisa de que no tienen vergüenza, pero en realidad, solo acaban de desechar la capacidad de que les enseñen, corrijan o guíen en situaciones difíciles.

Eso es lo que me da temor, no escuchar la convicción de lo que está sucediendo en mi vida o en la vida de mis amigos. No necesito ser corregido, pero sí quiero estar vivo plenamente y vivir en Su bondad, lo que significa que debo reajustarme continuamente. El hecho de no escuchar una corrección, usualmente, viene de haber ignorado la invitación de arrepentirme y cambiar previamente. Quiero que Él me guíe.

Dios no tiene miedo, no es inseguro o incapaz de defendernos. Él es realmente bueno sanando personas, bueno defendiéndolos y bueno restaurándolos. No necesita usar vergüenza y miedo. Él utiliza Su bondad para decirnos a dónde nos quiere llevar. A veces, también nos permite saber cuáles serán las consecuencias naturales si escogemos alejarnos. No es manipulación. Está empoderando tu elección al mostrarte ambos resultados. Havilah Cunnington dijo, “Puedes escoger cómo actúas, pero no puedes escoger las consecuencias.” La convicción te permite saber si estás fuera de línea y si hay dolor en ese momento o si habrá dolor como resultado de tu comportamiento. Él te quiere realinear a Su bondad.

¿Duele? Claro que sí, no siempre se siente grandioso, pero sé que es grandioso porque del otro lado hay una vida más grandiosa.

REAJUSTAR NUESTRAS VIDAS

A veces la convicción nos lleva a arreglar una acción que acabamos de realizar: estallaste cuando estabas enojado o abrumado o no respetaste los límites de alguien que amas. Tu objetivo era amarlos y protegerlos, pero tu actuar no fue coherente con eso así que ahora necesitas arrepentirte y limpiar tu desorden. A veces es más que una acción; es una acción repetitiva, estilo de vida o un mecanismo de defensa: manipulas a aquellos que te rodean para que te sientas seguro y en control. Sigues teniendo citas casuales porque no puedes confiar en nadie del sexo opuesto o no puedes parar de ver pornografía porque te sientes muy solo. Estas son acciones que hemos desarrollado que solo muestran lo mucho que necesitamos realinearnos para dejar que la vida y lo bueno fluya en nosotros.

Considera esto: así como un disco desviado de la columna impide que las señales de los nervios fluyan correctamente y disparan dolor a todas las áreas de tu cuerpo, cuando vivimos en pecado (fuera de la bondad de Dios) causa un serio dolor y bloquea el fluir de la vida. Cuando Dios nos convence, lo que hace es señalar la desviación de nuestro ser y lo quiere realinear para que Su vida y bondad fluyan por todas partes.

Mira, cuando el Espíritu Santo quiere ajustar y confrontarte sobre algo fuera de lugar, no solo está ajustando ese problema, sino reentrenando tus músculos/estilo de vida para que se sostengan de otra forma y no se vuelvan a desviar. La convicción es señalar dónde está el disco desviado, el arrepentimiento es estar de acuerdo con Él en cuanto a donde debería estar y permitirle ponerlo en su lugar. Esto muchas veces requiere un cambio de estilo de vida para que no se vuelva a desviar. Muchas veces es con la ayuda de consejeros, pastores y nuestra comunidad que podemos ver los puntos débiles y encontrar qué es lo que está fuera de su lugar. Cambiamos nuestra manera de pensar, creencias, nuestros corazones y luego la vida fluye y nuestro comportamiento cambia.

No es simplemente modificar el comportamiento; es cambiar la postura de tu corazón de autoprotección a rendición. Es realinear nuestras almas para permitir que la vida fluya. Es rendir la manera en que haces las cosas y dejar que Dios sea la principal fuente de verdad en tu vida y no que sean tus sentimientos o entendimiento los que te guíen. Cuando acepto la convicción y me arrepiento, me suscribo a un destino más alto para mi vida, un mayor entendimiento que mis décadas aquí y tomo un paso en confiar que Dios es mejor de lo que yo pienso que soy. Me apunto a Su bondad en mi vida y no a mi entendimiento o habilidad para crear mi propia bondad en mi vida.

Por esto hay gozo en la convicción. Él es bueno. Todo lo que desea es bueno. Todo lo que Él desea para nuestra vida es bueno. La convicción es simplemente que Él señala dónde nos hemos desviado y nos pide que realineemos nuestro pensar y vidas para dejar que su bondad fluya a través de nosotros otra vez.

Si sientes presión por comportarte de cierta forma o te estás ahogando en vergüenza en vez de aceptar Su alineamiento en nuestras vidas, considera esta conversación con Dios.

Dios, honestamente tengo miedo de hacer esto contigo. Sé que eres bueno, pero necesito que rompas la vergüenza y el comportarme de cierta forma en mí. ¿Podrías venir y mostrarme Tu bondad y amor por mí? Muéstrame cualquier mentira que crea sobre Ti o de mi lugar en ti que me frene de aceptar todo de Ti. Escojo confiar en ti y que tienes bien para mí y que deseas guiarme hacia eso. Rindo mi deseo de autoprotegerme y autosatisfacerme y me abro a Tu bondad. Tienes pleno permiso para corregir, ajustar y alinear mi vida, pensamientos y comportamientos. Por favor, enséñame qué es lo que estás haciendo conmigo y dame una visión sobre el hombre o mujer que estás formando en mí. Hazme más como Jesús. Amén.

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